miércoles, 3 de agosto de 2011

LOS PERJUICIOS DE LA ALIMENTACIÓN MODERNA

Principales cambios que han contribuido a la aparición de nuevas patologías y la proliferación de otras:
1) El consumo de cereales domésticos.
2) La ingesta de leche animal y sus derivados
3) La cocción de los alimentos.
4) Los aceites refinados.
5) La contaminación alimenticia
6) La carencia de vitaminas y minerales.

1) EL CONSUMO DE CEREALES DOMÉSTICOS:

La necesidad de alimentar a un número cada vez mayor de personas hizo ir modificando técnicas de cultivo desde los albores de la civilización. El hombre seleccionó primero aquellas especies mejor adaptadas, luego haría hibridaciones buscando obtener plantas más fuertes, a continuación llevaría las especies a zonas geográficas diferentes de las propias y, finalmente, las manipularía creando organismos genéticos modificados para obtener plantas fuera de temporada, cultivos más resistentes o cosechas más numerosas. Todo un proceso histórico marcado por la cantidad pero en el que se ha venido ignorando la respuesta de nuestro organismo, no tan diferente del de nuestros congéneres de hace miles de años y, por tanto, incapaz de adaptar su respuesta biológica a cambios tan continuos.

“ Estoy convencido – señala Seignalet- de que los biólogos llegarán a obtener plantas más resistentes a la sequía, más ricas en una vitamina concreta o con un mejor rendimiento por hectárea. Pero al mismo tiempo producirán nuevas proteínas y, en ocasiones, nuestras enzimas y mucinas se revelarán inadaptadas a esas moléculas para ellas desconocidas, en su primera forma o en su forma alterada por la cocción. Me sitúo pues entre los enemigos de los organismos genéticamente modificados, ¡ Si tomamos mil precauciones antes de lanzar un nuevo medicamento que generalmente tomamos en pequeñas dosis deberíamos hacer lo mismo antes de crear un nuevo alimento que con seguridad vamos a consumir en grandes dosis”.

En su libro Seignalet recoge una amplia relación asociativa entre el consumo del trigo – y en menor medida del maíz- con diversas enfermedades: POLIARTRITIS REUMATOIDE, ESCLEROSIS EN PLACAS, ENFERMEDAD CELÍACA Y DERMATITIS HERPETIFORME, ALGUNAS MIGRAÑAS, DIABETES JUVENIL, DEPRESIONES NERVIOSAS, ESQUIZOFRENIA y ENFERMEDAD DE CHRON.

La incapacidad de nuestras enzimas y mucinas para reconocer las proteínas del trigo y del maíz que han ido modificando su naturaleza a lo largo de los últimos cientos de años y la naturaleza dañina que adquieren ciertas proteínas al ser modificadas en los procesos de cocción. El arroz es el menos perjudicial, es un cereal que siempre tiende a volver a su estado natural inicial a pesar de las múltiples manipulaciones que ha sufrido a lo largo de los siglos.

2) EL CONSUMO DE LECHE ANIMAL Y SUS DERIVADOS.

El consumo de leche animal – y sus derivados- es objeto cada vez de mayores controversias científicas sobre sus aportaciones reales a la salud. Según sus detractores es innegable que ningún animal salvaje se alimenta de la leche de otro animal ni sigue tomando leche materna después del destete, Las leyes de DARWIN nos indican que la leche materna es un alimento muy bien adaptado a las necesidades del niño pequeño y que la leche de vaca está muy bien adaptada a las necesidades del ternero, pero no a las del hombre.

Las proteínas de la leche de vaca tienen una estructura primaria diferente de las proteínas humanas. Y algunas de ellas resisten – al menos en parte- a la acción de las enzimas y de la flora bacteriana. Por eso el resultado de su ingesta es con demasiada frecuencia una mucosa intestinal deteriorada que hará que esas protéinas o péptidos se introduzcan en el organismo provocando problemas. Existen además grandes diferencias entre la leche materna – para la que está preparada nuestro organismo- y la de vaca. En composición, vitaminas y, desde luego, hormonas y factores de crecimiento. Y es que en el caso de la vaca su leche está destinada a conseguir que el ternero alcance un peso de 100 kg en un año. En pocas palabras. La leche de vaca es idónea para alimentar a los terneros, no personas.

LECHE Y CALCIO: Muchas personas piensan que prescindir de la leche puede provocarles pérdida de calcio y problemas como la osteoporosis pues la televisión,la prensa y la mayoría de los médicos repiten que la solidez de los huesos depende de su cantidad de calcio y sólo el consumo diario de productos derivados de la leche puede aportarles en cantidad suficiente el calcio. Sin embargo, el peligro de la falta de calcio es una ilusión. Es cierto que la leche de vaca es rica en calcio pero una vez en el tubo digestivo humano la inmensa mayoría del mismo es precipitado en forma de FOSFATO DE CALCIO y expulsado a través de las heces fecales. Sólo una pequeña parte es absorbida. El calcio asimilable es aportado en cantidad más que suficiente por los vegetales: hortalizas y legumbres secos y frescos.

Además el calcio es un mineral muy abundante en el suelo donde es recuperado por las raíces de las plantas. En definitiva, eliminar de la alimentación la leche animal no provoca carencia de calcio.

3) LA COCCIÓN DE LOS ALIMENTOS

La cocción de los alimentos está destinada básicamente a destruir microorganismos, dar mejor aroma y sabor a los alimentos y favorecer su digestión. Y en todos los casos el aumento térmico se obtiene a través de la agitación de las moléculas del alimento: las verduras se vuelven más blandas, el huevo se vuelve sólido, la carne roja se oscurece.. produciéndose en todos los casos una desecación progresiva. Sólo que detrás de esos efectos apreciables a la vista y al gusto se esconde una cascada de cambios químicos. La cocción de un alimento genera un gran número de moléculas complejas que no existen en estado natural y cuyas propiedades son aún en muchos casos desconocidas.

Se conocen como moléculas de MAILLARD y aparecen cuando un producto es sometido a altas temperaturas durante un tiempo prolongado haciéndolas irrompibles por nuestras enzimas. Seignalet señala: “ Es preferible comer alimentos crudos que cocinados. Sin embargo, si deseamos utilizar la cocción hay que tener en cuenta algo esencial: las modificaciones inducidas por el calor son aún más importantes cuando la temperatura es alta y el tiempo de exposición al calor largo. La frontera por encima de la cual los alimentos sufren importantes transformaciones se sitúa alrededor de los 110 grados centígrados por lo que conviene optar por una cocción al vapor suave o estofada.

4) LOS ACEITES REFINADOS

Antes los aceites de los vegetales se extraían siempre mediante primera presión y en frío ( a unos 30ºC ) y contenían ácidos grasos esenciales, en particular ácido linoleico y ácido alfalinolénico. A partir de la II Guerra Mundial, muchos aceites empezaron a extraerse por calor y mediante complejos procesos de refinado que, presentan tres inconvenientes:

- La persistencia de algunos productos nocivos como el hexano, muy integrado en los cuerpos grasos e imposible de eliminar por completo.

- La creación durante el proceso de ácidos grasos saturados no deseables y nuevas especies químicas más o menos peligrosas.

- La transformación de una fracción de los ácidos grasos insaturados en ácidos grasos poliinsaturados que nuestro organismo es incapaz de metabolizar y a los que investigadores como MANN ( 1994) incriminan en ciertas afecciones frecuentes: Hipercolesterolemia, arteriosclerosis, obesidad y resistencia a la insulina en la diabetes. Varios equipos de investigadores llegaron a la conclusión en 1995 de que los ácidos grasos poliinsaturados favorecen la aparición de accidentes vasculares. Nuestro consejo es sustituir los aceites industriales por otros de primera presión en frío.

5) LA CONTAMINACIÓN ALIMENTICIA Y LA CARENCIA DE VITAMINAS.

Hay que señalar además que el desarrollo industrial ha llevado a añadir a los alimentos todo tipo de aditivos y conservantes en teoría perfectamente regulados pero de los que en realidad se desconoce en muchos casos su acción a largo plazo mientras en otros – como ocurre con el glutamato monosódico- sigue abierta la polémica que lo señala como una de las causas de obesidad infantil.

Por otras parte, a fin de obtener mayor rendimiento con costes más bajos las aves y animales de granja reciben hormonas, antibióticos, tranquilizantes y medicamentos, algunos de los cuales son moléculas de síntesis que no existen en la naturaleza.

Paralelamente los vegetales se tratan con pesticidas y abonos y las malas hierbas con herbicidas siendo muy difícil el control de este tipo de sustancias.

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