martes, 7 de diciembre de 2010

CALIDAD E INOCUIDAD

Vamos a repasar dos conceptos distintos que no deben confundirse.


Inocuidad significa que tenemos la capacidad de elaborar un producto que no va a causarle ningún daño al consumidor. Es decir, nos aseguramos que no tiene ningun cuerpo extraño y nada de microorganismos patógenos.

Calidad significa satisfacer los requisitos del cliente, todos los requisitos.

Algunos ejemplos para que se entienda la idea:
Si vendemos bolsas de leche etiquetadas como 1 litro, pero pesan solo 900 mililitros, no es un problema de inocuidad sino de calidad. No causa enfermedades que la bolsa pese menos pero si va a causar que el cliente se incomode.
Otro ejemplo. Los hongos y mohos pueden dar mal aspecto al producto (seguro recuerdan las pelusas blancas o puntos verdes en algún producto). Pero en realidad, los hongos no son un tema de inocuidad. Son, otra vez, un tema de calidad, obviamente el aspecto deteriorado del producto va a hacer pensar al cliente que es un producto que no se puede consumir.

Ahora bien, aquí viene algo bien importante que vale la pena tener en cuenta. La inocuidad está dentro de la calidad. ¿Se entiende? Vamos a tratar de explicarlo complementando la definición que está arriba.

Cuando hablamos de los requisitos del cliente hablamos tanto de los explícitos como de los implícitos. Los explícitos son aquellos que el cliente nos dice: deseo que el envase sea de este tamaño, quiero este sabor, quiero que el producto sea de este color.
Los implícitos son los que son característicos propios del producto. Por ejemplo, cuando alguien compra alimentos esta implícito que no te va a enfermar.

De esta manera, la inocuidad es una característica implícita de los alimentos y por lo tanto si queremos ofrecer un producto de calidad, debemos velar por su inocuidad.

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