martes, 25 de enero de 2011

PERGAMINO DE LA SEMANA

QUIÉN FUERA MOTIVADOR!
Por el impacto de sus mensajes y por los grandes auditorios que reunía, le preguntaron: --¿Es usted un motivador? Nuestro famoso personaje en forma absoluta contestó: --¡Desearía que así fuera! --Pero los hechos lo confirman, usted convoca grandes auditorios, ¿nos podría explicar por qué afirma que desearía serlo? --Un motivador --aclaró-- es una persona que mueve a otros seres humanos, y no estoy hablando por supuesto en el plano físico a los que se dedican a transportar personas, sino a aquellos que logran dar motivos para que la gente se mueva en determinada dirección. El entrevistador insistió --¿Nos podría ampliar aún más su respuesta, por favor? --Mire, un líder mueve a otros seres humanos ya sea a través de la coerción o la recompensa, pero lo más difícil es mover el espíritu. De hecho, los grandes líderes han sido en esencia extraordinarios motivadores y debo agregar además que muchos de ellos no terminaron muy bien. Sócrates fue sentenciado a muerte, en la primavera del año 399 a.C. tuvo que tomar el veneno que le quitó la vida, ¿la razón? haber movido el pensamiento de los jóvenes atenienses a que no obedecieran ciegamente al estado; los 501 jurados por mayoría decidieron que merecía la pena de muerte por estar moviendo conciencias. A Jesucristo lo condenaron a muerte hace dos mil años porque movió a sus seguidores a desobedecer las leyes que imperaban entonces, planteando que el amor es más grande que la venganza, que el perdón superaba a de la ley del Talión: ojo por ojo y diente por diente. Conclusión: por su osadía fue la sentencia a muerte. Luther King movió la conciencia norteamericana al consumar los derechos de los negros, más allá de la romántica liberación que hizo Abraham Lincoln. Estos seres, aun cuando tenían libertad, no tenían ningún derecho. Su osadía le costó la vida, y así en octubre de 1968 cayó víctima de un asesino. Cómo podrá usted apreciar, --comentó nuestro personaje al entrevistador-- un motivador va más allá de ser un animador como los que apreciamos en diversos programas de televisión o de aquellos que dirigen las porras en los eventos deportivos. Ser motivador es llegar al núcleo del ser humano y darle profundos motivos para que se mueva convencido y seguro hacía el objetivo deseado. Los movimientos que han trascendido en la historia ya sea positivos o negativos, han sido provocados por un excelente motivador. Actualmente existe una necesidad imperiosa de motivadores que nos muevan para alcanzar ideales de orden superior y no de líderes que nos conduzcan a la confusión y la oscuridad. Yo deseo --concluyó-- ser un gran motivador que conduzca a los seres humanos a lograr un mundo mejor y ojalá no tenga el final trágico de alguno de ellos. MIGUEL ÁNGEL CORNEJO Y ROSADO.

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